Diego Martínez, guitarrista de Prisma, interpreta la guitarra de Gilmour en este proyecto musical que ofrece una "experiencia sensorial". El viernes toca en Mar del Plata.
“Con nuestra impronta, buscamos transmitir la esencia de Pink Floyd y la gente lo disfruta así. No tributamos, no emulamos, no nos vestimos, simplemente tratamos de ejecutar su música lo más fielmente posible” define Diego Martínez, guitarrista de Prisma, la banda homenaje a Pink Floyd que este viernes 12 de julio, a las 21.30 ofrecerá su “experiencia sensorial” en el Teatro Roxy (San Luis 1750).
Martínez es uno de los 9 músicos y varios técnicos que componen esta formación que surgió “espontáneamente, por hobby” y que tras un primer recital a lleno total, no paró nunca más, siguió trabajando y emprendió una serie de giras que la ha llevado por escenarios de todo el país.
El músico -quien interpreta la guitarra de Gilmour- aseguró en una charla con LA CAPITAL que “nuestro cantante es tremendo, tiene una voz fantástica, pero no se parece ni a Waters ni a Gilmour, sin embargo logra dar en la interpretación exacta para que la gente disfrute de la música como si fuera Pink Floyd”.
Martínez lleva más de cinco años junto a Francisco Fresard en voz, Franco Stramana en guitarra, Agustín Noceto en batería, Mariano Caraccioli en bajo, Fernanda Muñoz en teclados, Natalia Valeria y Melany Flores en coros y Angel Villafañe en saxo, cuidando tanto la música, como la técnica “para que las luces y la producción audiovisual” se conjuguen para “emular la impronta que Floyd tuvo en cada una de sus épocas” dado que “la banda británica es mucho más que música y siempre fue punta de lanza en cuanto a lo que debía ofrecer un show de rock”.
Si bien la presentación de dos horas que proponen se compone de clásicos de las tres etapas de la banda -la primera con Syd Barrett, la segunda con la dupla creativa de Roger Waters y David Gillmour y la tercera, con Gilmour a la cabeza- en esta oportunidad “la lista tendrá cierta tendencia de homenaje al disco The Wall, que cumple 40 años (en noviembre)”.
La banda nació en 2013 en Pinamar, con una serie de artistas de distintos proyectos musicales que coincidían en distintas salas de ensayo. “Nos juntamos espontáneamente, para divertirnos. A cualquiera que le decíamos que íbamos a tratar de emular los shows de Pink Floyd nos decía que estábamos locos y algo de razón tenían, pero como todas las cosas que se hacen casi sin pensar, nos encontramos hoy habiendo recorrido todo el país, de modo que creo que algo hemos logrado en el intento de tratar de transmitir todas esas sensaciones, con un show que tiene su dificultad, porque el componente técnico que tienen es tremendamente mostruoso” contó.